Ni siquiera ha conocido a alguien,
ni tiene pinta de que eso vaya a ocurrir en un futuro cercano.
Alfonso vuelve a creer en el amor porque,
rebuscando en la memoria de las canciones olvidadas,
encontró una balada que escuchaba tiempo atrás.
Y cierto es que la balada en cuestión es de esas prefabricadas
por un artista olvidado y extinto,
que tuvo su momento de gloria y se evaporó cuando las adolescentes del primer mundo encontraron a otro con el que forrar sus carpetas.
Y cierto es también que existirán en el mundo cien, o doscientas, o mil canciones mejor escritas, más profundas o más inteligentes.
Pero que queréis que os diga;
será que a Alfonso le pilló en un descuido,
o que ha llegado el verano de repente y esté más contento,
o que en el fondo su gusto por la música sea más que cuestionable.
Alfonso no creía en el amor,
pero ahora sabe,
que si alguien le escribió a otro alguien la letra de esta canción,
es que el amor existe.
El amor que él busca.
El amor verdadero.