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domingo, 27 de abril de 2008

el valor del valor

tira de la goma. 2008 
Supongo que todo el mundo ha sufrido, en alguna que otra ocasión, una patada en los mismísimos cataplines, así que sabrán exactamente al tipo de dolor al que voy a referirme. Se trata de un dolor intenso que se produce en el instante mismo del golpe, y que se diluye lentamente en los minutos siguientes. A veces dura mucho tiempo, o al menos, al herido en cuestión se le puede hacer eterno. Pero el dolor termina por desaparecer. Según tengo entendido, este dolor es similar a las molestias pre menstruales, así que las posibles lectoras serán capaces de ponerse en situación.
Los problemas a los que nos enfrentamos diariamente suelen ser como pequeñas patadas en la entrepierna: al principio parecen imposibles de superar, pero pasan. Y todos lo sabemos. Pasan. Y podemos hacer más o menos drama. Pero el dolor pasa.
Excepto en algunos casos.
Contados.
Quizá con los dedos de una mano.
Hace poco, alguien cercano recibió un duro golpe. Uno de los dedos de esa mano imaginaria de problemas reales.
Y he aquí una de las máximas que han regido mi vida en los últimos años:
cuando estés ante lo que tú crees el mayor de los problemas,
tómate un tiempo, respira,
y racionaliza, aunque sea utilizando el método de la comparación;
porque si no es uno de esos PROBLEMAS, de esos escritos con mayúsculas en los dedos de una mano,
acabará pasando.
Antes o después.
Pero acabará pasando.

Now Watching: Kill Bill, de Quentin Tarantino
Now Reading: los apuntes de mi próxima novela gráfica
Now Listening: Maia Hirasawa



sábado, 12 de abril de 2008

Empatía

piensa rápido. 2008

A veces, palabras como valiente y cobarde, antónimas absolutas cuyo significado se aleja hasta los extremos de un segmento imaginario, se tocan, se acarician, se hacen amigas. Intiman de tal manera, empatizan tanto, que un día no sabes quien es quien. Y es entonces cuando lo más valiente es ser cobarde, o cuando lo más cobarde es ser valiente. Y en ese momento, todo se vuelve del revés, y ya nada es lo que parece. Y lo malo y lo bueno van de la mano, y lo correcto y lo incorrecto saltan a la comba, y lo verdadero y lo falso nadan juntos en una piscina donde lo real y lo imaginario se divierten haciéndose aguadillas...

Y lo peor de todo es que todo esta inventado. A veces creo que incluso lo que siento y lo que pienso ya lo han escrito Astrud antes. Hace poco descubrí que otro tuvo una idea muy parecida a la mía veintisiete ediciones antes que yo. cuando empiezo a plantearme que no tengo nada nuevo que ofrecer, que soy un cliché como lo somos todos, el destino me golpea directamente en los huevos con otra anécdota. Buscando un poco de reconocimiento y autoafirmación, escribo en un buscador de internet mi nombre completo, para ver que sale. Sí, acto ególatra en toda regla, asumo los reproches. Y asumo también que todos lo hemos hecho alguna vez, no pasa nada. Yo os perdono. Lo curioso fue que, para redondear la sensación de ser un clon más, descubro con asombro que existe otro Alfonso Casas Moreno que, para mayor gloria de la coincidencia, es español y artista. Toma ya.

Soy la originalidad personificada.


Now reading: Novia Por Correo, de Mark Kalesniko
Now watching: El Hijo De La Novia, de Juan Jose Campanella
Now Listening: Nara, de E.S. Posthummus

martes, 1 de abril de 2008

menos problemas imaginarios, señores

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"Si pudiera vivir nuevamente mi vida...

En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho, tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas,
nadaría más ríos.

Iría a más lugares,
a donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida.
Claro, que también tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría sólamente de tener buenos momentos.
Jugaría con más niños,
si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y me estoy muriendo."

Hace unos días releí este texto de Borges, y recordé lo mucho que me gustaba,
la razón que tenía.
Menos problemas imaginarios, señores.

Now listening: Hercules Love Affair
Now reading: La Espuma De Los Días/ Boris Vian
Now watching: Six Feet Under